Si algo me apasiona de la vida, es que siempre la estoy construyendo.

A mí, personalmente para convertirme en Mentor, me sedujo la posibilidad de garantizar mi legado personal y profesional. Creo de todo corazón que es una manera de trascender y proyectarme en el futuro.

Nuestra evolución como líderes y como personas corren parejas, realmente son el mismo camino, no hay posibilidad de disociarlos. Por eso es importante construir con calidad, utilizar las mejores herramientas para que nuestro tiempo de crecer se expanda y se multiplique.

Después de muchas vueltas definiendo y redefiniendo qué es ser un líder, he encontrado cuatro verbos que sintetizan la esencia de lo que para mí ha sido liderar y ser liderado:

Inspirar, movilizar, desarrollar, lograr.

Y he encontrado en el Mentoring la casi perfecta síntesis de la sabiduría del liderazgo.

Porque, ¿qué es un Mentor?: Una persona que desarrolla el potencial de otra persona, basada en la transferencia de conocimientos y en el aprendizaje a través de la experiencia, guiando, estimulando, desafiando y alentando  según sus necesidades para que dé lo mejor de sí a nivel personal y profesional. Todo ello dentro de una relación personal y de confianza que se establece entre uno y otro. ¿No son estas las competencias de un líder?

A mí, personalmente para convertirme en Mentor, me sedujo la posibilidad de garantizar mi legado personal y profesional. Creo de todo corazón que es una manera de trascender y proyectarme en el futuro.

Encontré además, un conjunto de herramientas que me permitieron desarrollar a las personas de mis equipos, acortando su curva de aprendizaje organizacional, al tiempo que yo sentía cómo crecía como persona y como líder, acercándome a mi mejor versión.

Aprendí, y sigo aprendiendo como Mentor, a manejar de manera eficiente y sincronizada el ser Coach, Asesor, Formador, creador de espacios de aprendizaje y a identificar con las personas de mis equipos, que el camino del logro se hacer con la “línea que escribimos cada día”…